Leo en el artículo de "El País" "Dívar, despilfarro y poder" que el Consejo General del
Poder Judicial tiene 21 vocales. El dato que me escandaliza viene a
continuación: el presupuesto para viajes
es de 74.087.730 euros – 74 millones de euros redondeando -. Si dividimos este
presupuesto por el número de vocales, nos da que cada vocal tiene, por término
medio, un presupuesto de 3.385.130 euros para viajes. ¡Más de tres millones de
euros! Está claro que estos señores son los responsables de vigilar los
juzgados. Pero, las cadenas de hoteles hacen precios especiales a sus buenos
clientes –y, a juzgar por el presupuesto, estos señores parecen serlo -. Cincuenta
euros por día parece un precio por el que se puede disfrutar de un buen
alojamiento. Pues bien, a ese precio, aunque durmieran en un hotel todos los
días del año, un vocal del poder judicial sólo gastaría 18.250 euros: menos de veinte
mil euros.
La cuestión es, ¿Cómo se justifica la diferencia entre los
20.000 o cien mil euros de presupuesto que debería tener cada vocal para
viajes y los tres millones de euros de los que disfruta realmente? Lo raro no son los viajes que el señor Dívar ha hecho con ese dinero,
sino los gastos que ese presupuesto permite.
Cuando a los niños se les corta la calefacción en los
colegios públicos porque no hay dinero para pagarla, se están recortando gastos
sanitarios poniendo en peligro la salud y la vida de los españoles y se habla de
poner a funcionarios en la calle privando a muchas familias de su sustento, dar
al Consejo General del Poder Judicial un presupuesto que permitiría a 74.000
familias españolas hacer un viaje de mil euros es un gasto escandaloso.
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