martes, 9 de agosto de 2011

¿Empresas sin beneficios?

La teoría económica neoclásica sostiene que cuando las empresas compiten, no obtienen beneficios. El motivo es muy sencillo: si un mercado da beneficios otras empresas entrarán en él y compartirán la tarta. Los trozos se irán reduciendo progresivamente y al final sólo quedarán unas migajas.
No obstante, un negocio sin beneficios es un negocio sin alicientes. ¿Cómo se explica que existan empresas a pesar de esa teoría? En primer lugar, hay que considerar que el sueldo de aquel que dirige la empresa es uno de los costes. Si un profesional gana con un negocio lo suficiente para vivir y lo que gana es parecido a lo que ganaría en una empresa privada, en la práctica el negocio no tiene beneficios: lo que se lleva corresponde al sueldo que tendría.

 El segundo argumento consiste en atribuir un coste también al capital: las sumas invertidas en el negocio son susceptibles de ser invertidas en otras cosas: por ejemplo, bonos del estado. Esta es la mínima rentabilidad que se les puede pedir. Si los dividendos anuales que da la empresa coinciden con la rentabilidad que tendría este capital invertido en deuda pública no se puede decir que el que invierte esté ganando dinero. Por lo tanto, la remuneración del capital invertido también debe considerarse un coste.

El tercer argumento es el más demoledor: el modelo neoclásico es estático: no contempla la influencia del tiempo ni del azar. Dado que las inversiones suelen ser anteriores a las ventas y estas a los beneficios, considerar el tiempo es necesario. El azar también: una empresa es una apuesta es un negocio en el que se invierte dinero con la esperanza de ganar más. Si las expectativas de beneficios no compensan los riesgos, nadie invertiría. Por lo tanto, un negocio sólo será atractivo si ofrece grandes expectativas de beneficios: esta es la justificación estocástica de los beneficios.